Hinchando por Colapinto | Peligro de Wolf



¿No cree usted que estamos inflando demasiado al pibe Colapinto? El aliento que le damos todos al juvenil piloto contrasta demasiado con la tradicional exigencia del hincha de fútbol a sus equipos. ¿Ejemplos? Ahí van algunos:

      • El hincha argentino en modo futbolero: «Estamos décimosextos en la tabla, ¡qué desastre!». El hincha argentino en modo fan de Colapinto: «Franco salió décimosexto, ¡qué genio!».
      • Modo futbolero: «Che, Gago, ¡andate! Parecemos un equipo chico». Modo fan de Colapinto: Che, Franco, andate… Andate a Red Bull, ¡Williams te queda chico!».
      • Modo futbolero: “Si no cambiamos de juego, veo un futuro negro”. Modo fan de Colapinto: “Si Franco cambia de escudería veo al futuro Fangio”.
      • Modo futbolero: “Esta tarde cueste lo que cueste, esta tarde tenemos que ganar”. Modo fan de Colapinto: “Esta tarde cueste lo que cueste, esta tarde lo importante es competir”.
      • Modo futbolero: “¡Gago, compadre, la c… de tu madre!”. Modo fan de Colapinto: “¡Colapinto, compadre, tu vigésimo puesto es admirable!”.
      • Modo fan de Colapinto: «¡Franco, lo estás dando todo!». Modo futbolero: “¡Román, estamos dando lástima!”.
      • Modo fan de Colapinto: «¡Franco, sos el ídolo de la gente!». Modo futbolero: “Chiquito Romero. Sos el ídolo de la gente… De River, de Boca, de Racing…”.

      Como al decir de León Gieco, “todo está guardado en la memoria…”. Yo me acuerdo de los tiempos en que muchos no se bancaban los segundos puestos del Lole Reutemann, o el no ser el número 1 del ranking de la ATP de Guillermo Vilas, por citar un par de casos. Ni hablar de los hinchas -y una parte del periodismo deportivo vernáculo, claro- que no perdonaba los subcampeonatos obtenidos por Messi, el Pipita Higuaín y compañía en la Selección en tiempos previos a la Scaloneta.

      Ojalá que el piloto bonaerense se recupere de su magro resultado en Brasil y gane 300 carreras al hilo pero, en el mientras tanto, no fantaseemos con un nuevo Ayrton Senna. El chico es carismático, histriónico y, por su audacia, buen corredor, nadie cuestiona eso. Pero si le festejamos un choque o un décimocuarto puesto como si fuera la quinta Copa del Mundo, posiblemente al péndex se le suban los egos cuando todavía ni logró subirse a un podio.



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